A la caza del Yo

Auto-indagación exitosa por Edward Muzika

Advaita
No-dualidad
18 páginas
Origen: https://blogdetao.org/
Edward Muzika

La “práctica correcta” de la auto-indagación es tan importante que siento la necesidad de articular sus muchas variantes, ya que los métodos “exitosos” son sutiles. Se puede practicar sin éxito la auto-indagación durante mucho tiempo, porque no se tiene ni idea de lo que se está buscando. Por lo tanto, explicaré los distintos métodos de varias maneras ligeramente distintas con la esperanza de que de una manera u otra conecte con los verdaderos interesados en la práctica.

Algunas personas son capaces de sentir una sensación de “Yo” casi inmediatamente después de una mínima introspección y otras no. Unos son, por naturaleza, introspectivos o y otros no. Para hacer auto-indagación, uno o bien tiene el talento o aprende con la práctica. Lo mismo es cierto para la psicoterapia. Aquellos que son capaces de mirar hacia dentro y “ver” objetos mentales interiores, se defenderán bien en terapia de conversación, mientras que aquellos que carecen de esta habilidad, no lo harán. Sin embargo, uno puede adquirir esta habilidad a través de repetidos esfuerzos para “mirar dentro” de los espacios de imaginarios de la mente.

El problema es que mucha gente no experimenta un sentimiento o sensación de “Yo”, y por lo tanto, no tienen nada que trabajar. Miran “dentro de sí mismos”, y encuentran sólo oscuridad, o una miríada de fenómenos, tales como pantallas de luz interior, pensamientos, imágenes, recuerdos, sensaciones corporales, energías que surgen, etc, y no tienen ni una pista de cual es la sensación de “Yo” en la que deben concentrarse. Se pierden en un bosque de sensaciones y percepciones, y no tienen sentido del “Yo”.

Si este es el caso, Robert ofrece el método de preguntar: “¿Quién soy yo?”, o “¿A quién le están ocurriendo estos pensamientos ?” Este método puede llevarte eventualmente al “testigo”, pero la debilidad es que este método es que funciona totalmente en el nivel de la mente y del pensamiento, y uno tiene que ir más allá de la mente.

Por tanto la auto-indagación tiene dos pasos: Echa un vistazo a todos los fenómenos a tu disposición, tanto fenómenos interiores tales como pensamientos e imágenes, y los fenómenos externos, como objetos del mundo, tanto meditando como a lo largo del día; observarlos y “juega” con esos fenómenos. Familiarizate con yellos y explora el mundo interior en cierta medida. Luego pregúntate: “¿Es este fenómeno Yo, o Yo existe independientemente de él?”

Lo que estamos tratando de hacer es encontrar la anomalía, lo que no cambia, y es diferente de todas las otras sensaciones en el sentido de que no es un fenómeno observado , sino que en realidad es el observador o testigo en sí mismo. Es la singularidad en torno a la cual todos los objetos y el mundo están dispuestos.

Hay muchos fenómenos que se parecen al “Yo” en diversos momentos, como la idea del yo, o el ego, o como el gran vacío que se experimenta cuando te encuentras cerca de despertar. Muchas personas también encuentran varios sujetos, u “observadores”. Uno observa los pensamientos como un testigo, y entonces uno se vuelve consciente de que está viendo los pensamientos. Es decir, hay dos niveles de testigo.

Al principio cuando la gente piensa que experiencia la sensación del “Yo”, en realidad está observando el nudo de energía que conecta el cuerpo a la mente. Todavía no son conscientes de que están separados de ese fenómeno, y lo están observando, y que ese observador es el Yo real. El observador o espectador o testigo, está tan cerca de uno mismo que a menudo se pasa por alto, como apunta la parábola adváitica del décimo hombre. A menudo el observador no se cuenta porque no es un objeto, se da por sentado y no se repara en él.

Todos estos falsos Yoes tienen que ser observados, explorados y jugar con ellos, para descubrir que no son el yo verdadero, la sensación de «Yo soy» de la que habla Maharaj es el nudo del ego que conecta el cuerpo con la consciencia. Este nudo no eres tú, pero tienes que descubrirlo por ti mismo a través una experiencia directa y no sólo aprendiéndolo de otros. Una vez que ese nudo se rompe, todo lo demás es simple y claro, y este nudo se corta a través de la observación continua, entonces se descubre que ese nudo es observado por el Yo imperecedero.

La auto-indagación es un proceso continuo, un trabajo a tiempo completo, no se limita a los periodos de meditación formal. La meditación formal, practicada con frecuencia, es una gran ayuda ya que crea un gran poder de introspección.. Por supuesto, demasiada meditación hace que la mente se vuelva débil y estúpida, lo cual es un error.

La meditación formal debe ser de al menos dos períodos del día, con dos sesiones de 25-35 minutos cada una separados por un descanso de cinco minutos. Este tiempo puede ser aumentado gradualmente a tres o cuatro sesiones, de tres períodos de 25-35 minutos.

Sin embargo, los efectos beneficiosos de la construcción de ese poder de introspección durante la meditación se disiparán si el resto del día se pasa dedicado a servir al mundo. Una vez se ha aislado lo que piensas que es tu “Yo Soy”, el estudiante tiene que parar varias veces durante el día durante unos minutos, y mirar en ese “Yo soy” para tener un mejor entendimiento del mismo durante la vida cotidiana. La conciencia de uno mismo debe acabar siendo continua.

Descubrirás cambios en el “Yo soy” a lo largo del tiempo, debido a que no es el Yo real lo que estás viendo; lo que ves es sólo un objeto haciéndose pasar por el Yo.

Entonces, un día se descubre la anomalía, lo que nunca cambia, que es el sujeto de todas las miríadas de objetos. Una vez que se ve claramente, todos los objetos pierden importancia, y el “trabajo” del buscador es el de quedarse, o permanecer en ese observador, que mira, que da testimonio, aquel del que todos los objetos del mundo surgen. Es este un estado reposo. Tratar de permanecer en ese centro no supone realmente esfuerzo alguno. Lo que pasa es que la mente inquieta, con la que nos identificamos, necesita estar activa, y debido a esa identificación con la mente, “nosotros” nos activamos. Sin embargo, el Yo real está siempre en reposo, y llevando continuamente la atención de la mente al observador o testigo, esta pierde interés en ir a otra parte debido a la profunda paz que siente en ese estado de reposo.

Una vez que el testigo se descubre, hay un amplio camino a seguir para la auto-realización. Los falsos yoes desaparecen o se disipan. A partir de aquí el trabajo a tiempo completo es permanecer en ese Yo, quedarse allí, y una paz y felicidad infinitas llegarán, y sin esfuerzo llegarás a ellas durante todo el camino.