Encuentro Barcelona Dic2012

Barcelona, del 26 de diciembre al 1 de enero de 2013 - Transcripción de los diálogos

Advaita
No-dualidad
69 páginas
Origen: https://datelobueno.com/
Francis Lucille

Primer diálogo - 26 de diciembre de 2012

Interlocutor: Muchas veces te escuché decir que no se pueden escoger los pensamientos, y que controlamos muy poco lo que hacemos o lo que pensamos. Hoy me parecía que había un dominio en el cual teníamos una verdadera elección; tiene que ver con la ética, entre lo que pensamos que está bien, está mal, es verdadero o falso, bello o no. Me parece que estas entidades que somos tenemos elecciones muy distintas y tenemos la elección en cada momento o al menos es esto lo que he aprendido porque he crecido con esta filosofía.

Francis Lucille: La respuesta general al respecto es que para tener elección, en tanto que entidad separada, primero sería necesario que fuéramos una entidad separada. La pregunta contiene una afirmación implícita según la cual somos una entidad separada.

Lo que somos es la consciencia y no es evidente que esta consciencia sea limitada, separada o personal.

De hecho, las decisiones, todas las decisiones que son tomadas conscientemente en el conocimiento de la universalidad de la consciencia son unas decisiones éticas. Esta sería una definición perfecta de la ética. En general para definir la ética en filosofía tenemos una filosofía de valores; por ejemplo, no matar, los diez mandamientos... Pero, de hecho sabemos a un nivel mucho más profundo, que debería haber una unidad en todo esto, que debería haber una fuente única de los valores, una unificación de la filosofía, de la misma manera que en física intentamos unificar las teorías. No solamente una unificación de los diversos valores éticos sino también una unificación de la ética y de la estética y, de hecho, eso se encuentra en la universalidad de la consciencia.

Toda acción que ha sido tomada desde el conocimiento de la universalidad de la consciencia, sabiendo que la consciencia es universal, es a la vez ética y estética. Por ejemplo, si actúo hacia una persona en el conocimiento profundo de que yo estoy también al otro lado de la barrera del cuerpo y la mente mi comportamiento hacia esa persona será perfectamente justo y perfectamente ético. No habrá un desequilibrio hacia un lado u otro, no seré ni egoísta ni altruista porque soy yo también en los dos lados, el péndulo no irá hacia un lado u otro sino que estará perfectamente estable.

Así que las preocupaciones que podríamos tener vinculadas al hecho de que si nosotros no somos los dueños de nuestras decisiones en tanto que entidades personales podrían desaparecer los valores éticos y estéticos, esta preocupación no tiene fundamento. La razón por la cual he hecho este paréntesis es para tranquilizar.

Pero queda el hecho de que como entidades separadas no escogemos nuestras acciones por la buena razón de que nuestras acciones, pensamientos y decisiones son eventos cósmicos. Son la convergencia en un punto del espacio-tiempo de un conjunto de causas, y no hay una causa única.

Si alguien se comporta mal con otra persona, por ejemplo porque está borracho, tal vez está borracho porque sus padres eran alcohólicos o puede ser porque el día era muy caluroso y ha tomado demasiada cerveza, y hacía mucho calor porque el cielo estaba despejado; hay todo un conjunto de causas que al final convergen en este evento particular, para mí es tan evidente...

Tan evidente que en tanto que entidad personal no actuamos, no pensamos, no decidimos; y cuando comprendemos que en tanto que entidad personal no actuamos, no pensamos, no decidimos una pregunta legítima que se plantea es: si no pensamos de manera personal, si no decidimos de manera personal, si no actuamos en tanto que persona, ¿por qué seríamos conscientes en tanto que personas? ¿Por qué la consciencia sería esta excepción extraordinaria? Ya que nada es personal en nuestra experiencia, ¿por qué la consciencia jugaría una excepción tan notable? Si nuestros pensamientos son, de hecho, un producto universal, si nuestras acciones son un producto universal, si nuestras decisiones son un producto universal, ¿por qué la consciencia no sería también universal? Y desde el momento en que estamos abiertos a la posibilidad de que la consciencia es universal, en ese momento en tanto que consciencia universal: sí, yo decido, yo pienso, yo actúo, pero en tanto que consciencia universal. Así vuelvo a encontrar la libertad, vuelvo a encontrar el libre albedrío pero no a nivel personal.

Y para aquellos que son nuevos aquí pienso que hay algo importante que explicar: ¿por qué digo que no escogemos nuestros pensamientos? Una elección significa una multiplicidad de posibilidades y la determinación de una de esas posibilidades; por ejemplo, escojo entre tres restaurantes, una posibilidad de entre las tres posibilidades. Pero cuando un pensamiento nos viene no tenemos elección entre tres pensamientos. No tenemos la posibilidad de decir sí o no, el pensamiento viene y eso es todo. Si lo miramos de cerca no hay diferencia real entre la manera en que nos llega un pensamiento o la manera como la lluvia o el sol nos llega. La naturaleza no nos pregunta: “¿qué quieres hoy lluvia o buen tiempo?” La naturaleza no nos pregunta con antelación, el universo tampoco: “¿qué quieres hoy un pensamiento amable o un pensamiento menos amable?, ¿un pensamiento feliz o un pensamiento menos feliz?” No, no es a la carta, es un menú fijo. No hay elección, es como en una pensión, como en un internado, como en los monjes.