Cinco himnos a Arunachala

Sri Arunachala Stuti Panchakam

Advaita
No-dualidad
71 páginas
Origen: https://datelobueno.com/
Sri Ramana Maharshi

Nota del Editor

Arunachala, la Colina, es la Presencia siempre brillante de nuestro Satguru Ramana. Esta nos da mucho del satsang y la protección necesarias para que un devoto escape de la feroz atracción del mundo.

Ponemos esta humilde ofrenda a los Pies del Señor Arunachala para que todos aquellos que piensan en Él saboreen este libro en su Corazón y gocen del acto sutil de Su Gracia cada momento.

Introducción

Bhagavan Sri Ramana nos enseñó que el único medio por el que podemos obtener la felicidad suprema del auto-conocimiento verdadero es atma-vichara —auto-investigación o auto-indagación— que es la simple práctica de escudriñar o prestar atención agudamente al ser auto-consciente esencial, que experimentamos siempre como «yo soy».

Sin embargo, él también describió esta práctica como la vía de la auto-entrega, debido a que no podemos prestar atención verdaderamente al sí mismo real sin abandonar el sí mismo individual falso. El sí mismo individual o mente, surge al imaginarse ser un cuerpo físico, y sostiene su existencia imaginaria prestando atención constantemente a pensamientos u objetos, que experimenta como distinto de sí misma. Sin prestar atención a la otredad, no podemos continuar imaginándonos ser esta mente. Por lo tanto, cuando retiremos la atención de toda otredad y la volvamos hacia el propio sí mismo esencial, la mente se sumergirá y perderá su existencia como una entidad aparentemente separada.

Puesto que la naturaleza verdadera no es pensar, hacer ni conocer algo distinto de nosotros mismos, sino que es solo ser auto-consciente, devendremos claramente conscientes de la naturaleza verdadera solo en la medida en que entreguemos expresamente la mente constantemente pensante, hacedora y conocedora de objetos. La razón por la que pensamos y conocemos objetos distintos de nosotros mismos se debe a que amamos hacerlo, y debido a que imaginamos erróneamente que podemos obtener felicidad con ello. Por lo tanto, entregaremos nuestra mente pensante y permaneceremos como el verdadero ser auto-consciente solo cuando comprendamos que la felicidad no existe en nada distinto de nuestro propio sí mismo real, y cuando solo el amor de ser el sí mismo real devenga con ello más grande que el amor de pensar o conocer cualquier otra cosa.

En otras palabras, para prosperar en nuestros esfuerzos de conocer el sí mismo real y entregar con ello el sí mismo individual falso, debemos ser consumidos de amor intenso del propio ser auto-consciente verdadero. La bhakti o devoción verdadera es por lo tanto el amor perfectamente no-dual que cada uno de nosotros debe tener por el propio sí mismo o ser esencial real. Como Sri Bhagavan dice en el verso 9 de Upadesa Undiyar y el verso 15 de Upadesa Tanippakkal:

Por la fuerza de [tal ananya] bhava [la actitud o convicción de que Dios no es distinto de nosotros mismos], solo ser [morar o permanecer] en sat-bhava [el estado de ser natural], que trasciende [toda] bhavana [imaginación, pensamiento o meditación], es para-bhakti tattva [el estado verdadero de devoción suprema].

Puesto que Dios existe como atma [el propio sí mismo real o ser esencial], atma- anusandhana [auto-contemplación o auto-atención] es parama-isa-bhakti [devoción suprema a Dios].

Puesto que Dios es el propio sí mismo real, ¿por qué Le alaba y Le adora Sri Bhagavan en muchos de estos versos de Sri Arunachala Stuti Panchakam como si Él estuviera separado de él? La verdad es que mucho antes de que él compusiera estos himnos, Sri Bhagavan había perdido su sí mismo individual y con ello se había sumergido y devenido uno con la realidad absoluta que nosotros llamamos «Dios». Como Dios o gurú él compuso estos himnos para enseñarnos con el ejemplo cómo debemos depender enteramente del poder supremo que llamamos la «gracia» de Dios o el gurú.

¿Por qué nos enseñó él a depender de Dios o el gurú como si estuviera separado de nosotros mismos? Cuando surgimos como un sí mismo individual finito al imaginarnos ser un cuerpo físico, con ello nos separamos aparentemente de la única realidad infinita, que es el propio sí mismo verdadero. La naturaleza del sí mismo real es amor infinito, debido a que en realidad somos la plenitud de felicidad perfecta, y, por consiguiente, nos amamos a nosotros mismos naturalmente. Por lo tanto, cuando nos separamos aparentemente del propio sí mismo real al imaginarnos ser un individuo finito, nos separamos en efecto del poder infinito del propio auto-amor verdadero.

Debido a que nos hemos separado así aparentemente del propio poder de auto-amor infinito, nos sentimos ser un individuo que solo tiene un poder limitado, y experimentamos el auto-amor verdadero en una forma distorsionada como el deseo por los muchos objetos y experiencias que imaginamos que nos harán felices. Como un sí mismo individual o mente finito, sentimos que el propio poder es muy limitado, y, por consiguiente, sentimos que la omnipotencia suprema de Dios es distinta de nosotros mismos.