Conversaciones con Sri Ramana Maharshi

Tomos I, II y III

Advaita
No-dualidad
501 páginas
Origen: https://datelobueno.com/
Sri Ramana Maharshi

PREFACIO

Estas «Conversaciones», publicadas originalmente en tres tomos, se presentan ahora en uno solo. No hay duda de que la presente edición será recibida por los aspirantes del mundo entero con la misma veneración y respeto que la anterior. Éste no es un libro para leerlo a la ligera y dejarlo de lado; está destinado a proporcionar una guía infalible al creciente número de peregrinos que marchan hacia la Luz Sempiterna.

Nuestra profunda gratitud hacia Sri Munagala S. Venkataramiah (actualmente, Swami Ramanananda Saraswati) por el registro que ha conservado de las «Conversaciones» que abarca un periodo de cuatro años, desde 1935 a 1939. Aquellos devotos que tuvieron la buena fortuna de ver a Bhagaván Sri Ramana, al leer estas «Conversaciones», las rememorarán naturalmente, y recordarán con deleite sus propios registros mentales de las palabras del Maestro. A pesar del hecho de que el gran Sabio de Arunachala enseñaba la mayor parte del tiempo a través del silencio, instruía también a través del habla, y eso igualmente, con lucidez y sin desconcertar ni confundir las mentes de quienes lo escuchaban. Uno hubiera deseado que todas las palabras que pronunció se hubieran conservado para la posteridad. Pero tenemos que estar agradecidos por las conversaciones que se han registrado. Se encontrará que estas «Conversaciones» arrojan luz sobre los «Escritos» del Maestro y, probablemente, lo mejor sea estudiarlas junto con los «Escritos», cuyas traducciones es posible obtener.

Las enseñanzas de Sri Ramana no se daban en general. De hecho, el Sabio no solía dictar «conferencias» ni pronunciar «discursos». Sus palabras se dirigían principalmente al aspirante particular que sentía alguna dificultad en su senda espiritual y buscaba resolverla. Pero, como en la búsqueda del Sí mismo surgen las mismas dificultades y el método de resolverlas es el mismo, las respuestas del Maharshi a las preguntas tienen la cualidad de la universalidad.

Sin embargo, no todo consiste en poder formular las preguntas correctas ni en estructurarlas adecuadamente. Por consiguiente, las «Conversaciones» del Gurú no consisten simplemente en responder a la pregunta, como si se tratara de un examen por escrito. A menudo, el Gurú se mantiene detrás de las palabras que constituyen la pregunta y corrige a quien la formula incluso en el propio interrogante que se plantea. Y, cuando las preguntas que se le formulan son irrelevantes o fútiles, no es al Gurú a quien le concierne satisfacer la curiosidad ociosa de quien le interroga ni confirmarle en sus engaños. Sri Ramana no deja a su interlocutor en el lugar donde estaba. Como lo expresara uno de los devotos: «Todas nuestras preguntas son desde nuestro punto de vista, y las respuestas de Sri Bhagaván son desde su punto de vista. Las preguntas no sólo son respondidas, sino también socavadas».

Son diversas las actitudes con las que uno puede acercarse a un santo. Escépticos y agnósticos, teístas y ateos, buscadores de milagros y cazadores de fenómenos psíquicos —todos solían acudir al Maharshi. Era natural que cada uno formulara las preguntas que más acuciaban a su mente; y que la naturaleza de las preguntas dependiera de la actitud y de los intereses de la persona en cuestión. Sin embargo, la gloria del Maestro radicaba en que eliminaba las actitudes y los intereses que constituían la base del devoto que anhelaba realizar la Verdad suprema.

Con frecuencia, quienes visitaban el Asramam solían preguntar a Sri Ramana sobre poderes ocultos y fenómenos psíquicos. ¿No es bueno adquirir poderes ocultos, tales como la telepatía? ¿No es el poder de hacer invisible el propio cuerpo de uno una señal de sabiduría madura? ¿Puede uno leer las mentes de los demás? La respuesta del Maestro a tales preguntas era que lo oculto y lo milagroso no son lo espiritual. Los poderes supranormales son más bien obstáculos que ayudas en el camino hacia el Espíritu Supremo. A algunos interlocutores les interesaban los temas relativos a los muertos: ¿Qué les ocurre a los muertos? ¿Puede uno verlos? Aquí, nuevamente, Sri Ramana enseñaba que estos problemas eran irrelevantes y que ningún buscador de la Verdad debía interesarse por ellos. Una señora aristocrática y distinguida que le visitó una vez le preguntó: «Maharaji, ¿podemos ver a los muertos?» El Maestro respondió: «Sí». La señora le volvió a preguntar: «¿Pueden los yogis mostrárnoslos?» El Maestro respondió: «Sí, pueden. Pero no me pida que se los muestre, porque yo no puedo». La señora preguntó otra vez: «¿Los ve usted?» Y el Maestro respondió: «Sí, en sueños».

La enseñanza central de Sri Ramana es: la indagación del Sí mismo (o autoindagación). En vez de querer saber esto y aquello, uno debe buscar conocer al Sí mismo. Uno ha de preguntar: «¿Quién soy yo?» en vez de preguntar sobre cientos de otras cosas. La indagación del Sí mismo debería ser la más fácil de todas las tareas. Pero parece ser la más difícil porque hemos devenido extraños para nuestro Sí mismo. Lo que uno tiene que hacer es simple: permanecer como el Sí mismo. Ésta es la Verdad última. Éste es el estado inherente, natural y eterno de uno. Debido a la ignorancia, nosotros nos identificamos con el no-sí mismo. La más sutil de todas estas identificaciones es con el ego. Busquemos la raíz del ego. ¿De dónde surge este seudo-Sí mismo? Al final de esta búsqueda encontraremos que el ego desaparece dejando que el Sí mismo eterno brille. Así pues, la mejor disciplina es la indagación: «¿Quién soy yo?» Éste es el japa más grande. Éste es el verdadero pranayama. El pensamiento: «yo no soy el cuerpo» (naham) es la exhalación (rechaka); la indagación: «¿Quién soy yo?» (koham) es la inhalación (puraka); la realización de que: «yo soy Él» (soham) es la retención del soplo (kumbhaka). El fruto de esta autoindagación es el conocimiento de que el Sí mismo es todo, y que no hay nada más. Para aquellos que siguen este método no es necesaria ninguna otra sadhana. Pero incluso aquellos que adoptan la disciplina de la devoción (bhakti), llegan a la misma meta. Si se somete el propio ego al Gurú o a Dios, uno realiza el Sí mismo.

Las enseñanzas de Sri Ramana, tal como aparecen en sus «Conversaciones», aportarán esperanza a todos. Nadie tiene que pensar que está más allá del alcance de la redención. En una ocasión, un anciano visitante norteamericano preguntó al Maestro: «Maharshi, ¿piensa usted que somos malos muchachos?» Ésta fue la respuesta característica del Maestro: «No me hable así. Sin embargo, usted no debe pensar que ustedes son malos muchachos». Todo lo que es malo en nosotros será ciertamente eliminado con sólo escuchar las sabias palabras del Maharshi que están recogidas en el presente libro.

¡Y ojalá que lo leamos con una actitud que nos prepare para comprender la más alta enseñanza del Maestro: la que impartía a través del silencio!

Universidad de Madrás,
11 de agosto de 1958

T. M. P. MAHADEVAN