De una manera el núcleo de la enseñanza de Sri Nisargadatta Maharaj es fácil de entender, y extremadamente difícil de otra. Es fácil si nosotros queremos ser completamente honestos con nosotros mismos, si queremos observar los conceptos de otros con los cuales hemos construido nuestras propias prisiones. Investigar el propio sí mismo de uno puede ser extremadamente difícil, debido a que estamos muy apegados a nuestros conceptos -nosotros no queremos abandonarlos. Pero si el deseo de CONOCER es un deseo ardiente, entonces nos pondremos en marcha. Nosotros sólo podemos saber quién o qué somos por experiencia personal, no por libros o por otros.
Maharaj nos empujaba a descubrir lo que este «yo» es. Era como un cirujano con un afilado escalpelo, cortando todas las cosas inesenciales. Sus preguntas a menudo le dejaban a uno «fuera de juego», sin saber lo que decir. Sus respuestas nunca eran lo que se esperaba. No permitía ninguna cita de escrituras -solo la experiencia personal- y podía encolerizarse completamente respecto a esto. Una vez en que alguien citó a Dakshinamurti, una deidad hindú, Maharaj respondió: «¡Cuelgue a Dakshinamurti! ¿Qué hay sobre usted? ¿Cuál es su experiencia?».
La mayor parte de nosotros nos identificamos a nosotros mismos con el cuerpo-mente, de modo que Maharaj insistía en que descubriéramos lo que este cuerpo-mente es. ¿No vino del esperma del padre y del óvulo de la madre? El cuerpo es entonces un producto del alimento consumido y es sostenido por el alimento, el cual es la esencia de los cinco elementos. ¿Podemos nosotros ser esto? Sin la consciencia el cuerpo es un material muerto. Cuando la consciencia deja el cuerpo no hay ningún individuo, ningún mundo, y ningún Dios. La consciencia solo puede ser consciente de sí misma cuando se ha manifestado en una forma física. La consciencia está latente en cada grano de alimento, en todos los cinco elementos -es universal, no personal, omnipenetrante. Todo es consciencia, y eso es lo que nosotros somos, actualmente. La consciencia actúa a través de las formas acordemente a la combinación de los gunas, sattwa (ser-luz-pureza), tamas (inercia-pasividad-obscuridad), rajas (actividad-pasión-energía), y al condicionamiento recibido. ¿Qué acontece cuando una de estas formas «muere»? La forma deviene de nuevo parte de los cinco elementos y la consciencia se sumerge en la consciencia universal. Todo eso es un proceso que acontece, el juego de la consciencia.
Antes de que viniera esta forma -¿qué era yo? Eso es lo que uno es verdaderamente. Ese Absoluto Parabrahman -éstas son solamente palabras que nosotros hemos inventado para nombrar lo Inmanifestado, lo Innombrable. El «Yo» eterno, el Ser absolutamente incondicionado, atemporal, aespacial, no consciente de ser (debido a que no hay ningún otro). Yo soy como Yo Soy, como siempre he sido, como siempre seré, eternamente.
Buscadores de todo el mundo acudían a Sri Nisargadatta Maharaj por su guía espiritual. Los contenidos de este libro están transcritos de las grabaciones registradas en las sesiones de preguntas y respuestas habidas en los periodos de 1980 y 1981, hasta la muerte de Sri Nisargadatta Maharaj de cáncer de garganta el 8 de Septiembre de 1981, a la edad de 84 años. Maharaj hablaba solo en marathi, y en cada sesión había un traductor, no siempre el mismo; nosotros les estamos muy agradecidos. Los más frecuentes eran Sri S. K. Mullarpattan, el Dr. D. Doongaji, Ramesh S. Balsekar, y S. V. Sapre (fallecido), y el traductor de la tarde a quien recuerdo solamente como Mohan. Hubo otros en diferentes tiempos, pero generalmente éstos eran los traductores habituales. Estamos también muy agradecidos a Miss N. Vanaja que fue tan fiel en la grabación de estas conversaciones.
Durante los dos últimos años de su vida Maharaj no hablaba sobre ninguna cuestión perteneciente a esta vida en el mundo y su mejora. Enseñaba solo la verdad más alta, y debido a la debilitada condición de su cuerpo, algunos días había muy poca discusión. Pero incluso una sola sentencia suya era como una Upanishad. Era muy directo y agudo en sus respuestas y no fomentaba el ego de nadie —de hecho, su propósito declarado era destruir esta «seudoentidad». Estar en su presencia era sentir la verdad vibrante, imposible de describir. Era sorprendente de ver: aquella «personalidad» podía estar feliz, colérica, triste, alegre, sarcástica, o amable, y una variedad de emoción se mostraba a través de aquel «paquete» como la luz del sol sobre el agua. Nunca había ningún intento de cambiar nada de ella... que haga sus cosas, ella no era él. Había sufrimiento en abundancia, debido al cáncer, pero en esta imagen humana yo nunca he visto a nadie con más coraje. Jamás salía una queja de sus labios. Aquel cuerpo continuaba cuando parecía imposible que pudiera hacerlo. Uno sólo podía mirarle con un amor y un respeto total. Aunque no había ninguna duda de que la forma de Sri Nisargadatta estaba sufriendo de cáncer, él continuaba como de costumbre con su rutina diaria de bhajans cuatro veces al día, de sesiones de preguntas y respuestas dos veces al día, aunque como el cuerpo se tornaba cada vez más débil estas sesiones eran a menudo cortadas. Era suficiente estar en su presencia. Fue solo hacia el final cuando raramente hablaba.
Las repeticiones en el texto son necesarias, pues Maharaj machacaba continuamente nuestros conceptos, retrotrayéndonos una y otra vez a la raíz cuando intentábamos irnos por las ramas. Cuando intentábamos aferrarnos a las palabras, incluso palabras que él había usado, las desautorizaba tajantemente. Como alguien dijo una vez, «yo estoy tremendamente agradecido a Maharaj. Lo que es sumamente llamativo es que, sin consideración de nada, él responde lo que es más útil y adecuado, pero las gentes quieren convertir las enseñanzas en un sistema, lo que finalmente las arruina. Pero Maharaj no se molesta. Él dice el viernes que lo rojo es negro, y el sábado que lo rojo es blanco, pero la respuesta es correcta en el momento, debido a que ella cambia la orientación del interlocutor. Es tremendamente valioso y único»1. El lector debería leer sólo unas pocas páginas a la vez y ponderar y meditar sobre ellas.
Si usted lee este libro se asume que, como Maharaj decía, usted ha «hecho su trabajo de casa». Si usted está dispuesto a abandonar su identidad con esta seudoentidad, lea y feliz viaje.